OTRA MARCHA MÁS……
Por Laura Grajales Díez
Hoy, miércoles 26 de octubre, los estudiantes
colombianos salimos otra vez a marchar y a luchar por una educación gratuita y
de calidad, una educación que sea el estandarte que lleve a este país a una
verdadera independencia y que no deje por fuera a nadie, una educación
holística que nos convierta en verdaderos ciudadanos y actores de la sociedad.
Y no digo “otra vez” porque esté cansada de luchar,
porque no es así. Cada marcha me da más fuerza para la siguiente, cada día que
pasa me siento más responsable del futuro de la educación del pueblo
colombiano, mi educación y la de todos nosotros y cada vez voy a poner más
ganas y más empeño en la lucha estudiantil.
Pero sí hay algo que me tiene cansada… me tiene
cansada la doble moral de la fuerza pública colombiana, que se jactan diciendo
que su razón de ser es cuidar y proteger al pueblo, pero cuando el pueblo sale
a las calles a pedir lo que POR DERECHO es suyo, arremeten con toda su
brutalidad y su falta de humanidad tratando de acallar sus voces.
Y es que esa es una de las situaciones que, hasta
que no se viven, no se pueden comprender. Lo más fácil es pensar que los
estudiantes somos terroristas, guerrilleros, comunistas o lo que sea, y que si
nos golpean, nos gasean o nos detienen, es porque lo merecemos, porque lo
buscamos, porque eso nos pasa por vándalos.
Pero esa no es la verdad, somos jóvenes estudiantes,
no digo que indefensos porque tenemos el poder del conocimiento (algo de lo que
“ellos” carecen) pero sí en desventaja, nosotros no tenemos tanquetas, ni
escudos, ni caballos y somos vulnerables a cualquiera de sus maneras de ataque
violento.
Es verdad que algunos estudiantes también ejercen
violencia contra los uniformados, pero no podemos obviar que todos nosotros
hemos crecido en un ambiente violento, con medios de comunicación amarillistas
que solamente hablan de violencia y nos criamos oyendo hablar de las
narco-guerras, narco-política, narco-corridos y muchas otras cosas más.
Entonces, esta es la única manera que muchos conocen
para hacerse sentir y, mientras los policías y los ESMAD sigan actuando
violentamente, lo más seguro es que se les responda con violencia, porque
tampoco nos vamos a dejar maltratar de una manera estoica sin defendernos.
Pero, ¿cómo podría parar este círculo vicioso? La
respuesta es muy fácil: “Educa al niño y no tendrás que castigar al hombre”.
Los estudiantes no estamos peleando porque sí, porque nos dio la gana, porque
no tenemos nada mejor que hacer, estamos luchando porque queremos una educación
que sea capaz de parar estos ciclos de violencia y falta de humanidad y que
Colombia sea una nación libre, soberana y reconocida por lo que es, un paraíso
terrenal, uno de los países más ricos en recursos de todo tipo en el mundo y no
por ser un país peligroso, lleno de minas antipersonas y donde los derechos
humanos no significan nada para nadie, ni siquiera para los que se supone que
son los que los protegen.
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